La leyenda del Indio Alonso

A pesar de estar casado con Aurelia Aranda, se daba alarde de mujeriego, y era conocido que se robaba a las muchachas que le agradaban. 


Una de estas fue Ramona Murguía, quien era originaria de Zapotitlán de Vadillo, un poblado en el Sur de Jalisco y estaba comprometida. Vicente Alonso la vio en la calle y decidió raptarla sin más ni más, lo que ella jamás le perdonó. A Ramona él la obligaba a acompañarlo en sus andanzas en los montes, durmiendo a la intemperie o en cuevas.

Nunca se imaginó el Indio que su más cercano asistente caería a la tentación y que él y su propia querida serían quienes acabarían con su vida. Ramona le cortó la cabeza mientras dormía, y en la mitad de la noche ella y el asistente huyeron a través del bosque rumbo a Colima con la cabeza del difunto dentro de un costalillo a cobrar la recompensa y a buscar protección contra los partidarios del bandolero.

La leyenda habla de un tesoro escondido en las cercanías de la gran Piedra de Juluapan y si Ramona sabía del tesoro, nunca dijo nada, y murió muchos años después. Nadie nunca ha hallado el oro del indio alonso, y se ha mezclado en la leyenda con el tesoro de algún legendario rey colimote que tampoco ha sido hallado.

La muerte de Vicente Alonso fue tan popular en Colima, que de él existen varios relatos y leyenda colimenses. A decir verdad, los hechos que se tienen registrados son los siguientes: Una mujer, por él raptada llamada Ramona Murguía, se puso de acuerdo con un asistente suyo para cobrar la recompensa que el gobierno ofrecía, por lo que en la piedra de Juluapan, mientras éste dormía, le decapitan. Su cabeza, ya cercenada del cuerpo, fue expuesta al público fuera de Palacio de Gobierno del estado de Colima, siendo gobernador del estado el General Juan José Ríos, en 1917.

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